Obra de Juan de Ávalos y Taborda, realizada en piedra blanca que representa el busto de Don Luis Astrana Marín, ilustre cervantista que visitó numerosas veces esta villa y que según sus propias palabras: “sin Esquivias no hubiera existido el Quijote”.
Esta obra la donó Don Juan de Avalos al pueblo de Esquivias en el año de 1961, participando Pedro Sánchez Panadero, que dirigía el taller del escultor, sacando los puntos en piedra y posterior montaje de la obra.
Astrana Marín fue el primero en descubrir y defender que Alonso Quijada, morador de Esquivias en el primer tercio del siglo XVI, debía de ser el modelo de Don Quijote. Al mismo tiempo, pudo comprobar que en los libros parroquiales aparecen el Cura Pero Pérez, Mari Gutiérrez y el morisco Ricote, entre otros, personajes de carne y hueso que Cervantes utilizó para escribier algunos personajes de El Quijote.
Don Juan de Avalos y Taborda fue distinguido como Quijote del Año 1992, por la Sociedad Cervantina de Esquivias. Recogió el galardón el propio Don Juan, en Esquivias, que se hallaba acompañado de su distinguida esposa, en el transcurso del Banquete de Bodas de Cervantes y Catalina, del 12 de Diciembre de dicho año.