El edificio fue construido entre 1719 y 1725 mediante aportaciones económicas de los vecinos y fue habitado por monjes de la orden de los Padres Capuchinos.
El Convento comprendía la iglesia y un conjunto de dependencias para los frailes, organizados alrededor de un claustro. La iglesia tiene planta de cruz latina con dos capillas laterales y no está orientada con los puntos cardinales, como es habitual, sino desde una perspectiva urbana. La fachada principal, de estilo neoclásico, tiene tres alturas y está rematada por un frontón triangular con un óculo en la parte más alta. En el centro, dentro de una hornacina, encontramos la imagen restaurada de San Félix Cantalicio, a quién estaba dedicada la iglesia.
«En 9 de Septiembre de 1718, se otorgó escritura para la fundación del Convento de Capuchinos desta Villa, y sobre el Patronatto.
En 27 de Enero, de 1726, se otorgó escritura por la provinzia para dar la posesión de dicho Patronato, y en 21 de marzo, de dicho año (1726), la tomo esta Villa con la formalidad del derecho, como assi constta de dichos Ynstrumentos que se hallan vajo de un pergamino sueltto, y del numero que aqui se detalla»
Se halla en el Privilegio número 44 del folio 133 anv. 1ª inscripción, del Libro de Privilegios de Esquivias.
El exterior se caracteriza por la fábrica de mampostería y cadenas de ladrillo al estilo del aparejo toledano.
En la Cripta del Convento se hallan enterradas en nichos cinco momias que corresponden a las personas que a continuación se detallarán, no habiéndo sido indentificadas hasta hoy. Estas momias se han conservado por los siglos en perfecto estado, siendo que
(Tres de las cinco momias que se conservan en la Cripta del Convento. Foto de 01-02-1923)
en la primera mitad del Siglo XX, son trasladadas las momias a unas urnas realizadas al efecto, al exterior de la Cripta; inmediatamente se pudo comprobar que las mismas perdían su rigidez por lo que fueron devueltas de forma inmediata a la Cripta del Convento, donde, por el clima, grado de humedad y otros efectos del microclima existente en la misma, se conservan en estado momificado, con la piel ennegrecida y amojamada, bajo la que se distinguen algunos miembros internos.
La identidad de estas momias siempre ha sido una incógnita, hasta que el servicio de investigación de la Sociedad Cervantina de Esquivias los hace público con esta publicación:
En fecha 5 de Diciembre de 1729, fallece y es enterrado en la Cripta de este Convento de Capuchinos, Fray Xptobal Alonso, religioso presbitero observante, siendo enterrado en el nicho llamado del Padre San Francisco. Así lo testifica el Padre Prior de los Capuchinos de Esquivias, Fray Esteban Martin Carretero, siendo este el primer enterramiento en los nichos de la Cripta.
Se halla inscrito en el Libro 7 de Defunciones de la Parroquia de Esquivias, folio 4 anv. inscripción 1ª.
El segundo enterramiento fue el 20 de Agosto de 1732 y corresponde al Licenciado Don Diego Garcia de Salazar, Presbitero de edad de setenta y dos años. Habia otorgado testamento eclesiástico en 6 de Noviembre de 1729 ante Francisco Aguado escribano deste lugar, dejo por su alma cargos y obligaciones, y mando que el dia de su fallecimiento se repartan doce fanegas de pan cocido; y cien Reales entre los pobres que asistiesen a su entierro. Manda asi mismo quatro ducados de vellon a las Cofradias de Christo y San Juan y otras mandas y legados que refiere su testamento. Mandose enterrar en la Bóbeda de los Padres Capuchinos de este lugar. Deja fundado un Aniversario perpetuo, nombrando por sus albaceas a Don Francisco Antonio Palacios, cura del dicho lugar, a Don Pedro de Salazar y Noriega y a Don Lope Michael de Salazar y Quijada. Nombrando su heredera a Doña Paula Antonia de Salazar y Quijada, su sobrina, viuda de Don Antonio Romualdo de Lara, oydor (1) que fue del Comisionado de Hacienda.
Firma el Acta Don Francisco Antonio Palacios.
Se halla inscrito en el libro 7 de Defunciones de la Parroquia de Esquivias, folio 29 anv. inscripción 1ª.
Fray Diego Garcia de Salazar, nació y fue bautizado en Esquivias el año 1660, siendo descendiente de Alonso de Salazar y Marina Ruiz del Castillo, bisabuelos paternos de la esposa de Cervantes, Doña Catalina de Salazar y Palacios. A su vez, descendía por vía paterna de Don Alonso de Avila, de Don Luis Garcia de Salazar, el Viejo, y a continuación de Don Lope Garcia de Salazar y Doña Quiteria de Palacios, hija esta de Francisco de Palacios el Viejo, bisabuelo materno de Catalina de Salazar y Palacios. Continuando la via paterna, desciende de Don Lope García de Salazar y de doña María de Aguilera y de otro Diego Garcia de Salazar.
Así pues, Fray Diego Garcia de Salazar era pariente de Catalina de Salazar y Palacios, por ambos apellidos, como también lo era de los Quijadas de Esquivias ya que entroncaron de nuevo los Salazares y Quijadas.
En 31 de Marzo de 1733, tuvo lugar el entierro en la Cripta del Convento de Capuchinos de Esquivias, de Fray Joseph Moya, religioso Sacerdote de la Orden de Nuestra Señora del Carmen de Antigua observancia, natural deste lugar.
Firma el Acta Don Francisco Antonio Palacios.
Se trata del único fraile nacido en Esquivias que se halla momificado en dicha Cripta, siendo el tercero de los enterrados en la misma.
Se halla inscrito en el Libro 7 de Defunciones de la Parroquia de Esquivias, folio 32 rev. inscripción 3ª.
El cuarto enterramiento se produce el 8 de Octubre de 1735, y es el de Fray Francisco Clemente Martin, Presbitero, habiendo hecho testamento eclesiástico ante Don Francisco Joseph de Silba, escrivano del mismo, de la Villa de Madrid, en 5 de Henero de 1728, manda se digan misas por su alma y deja por su heredero a Don Damaso Clemente, y Albaceas al dicho y a Don Manuel Clemente, sus hermanos y Don Bentura Torrejón y Morales. Y lo firma el doctor Razimo.
La ascendencia de Fray Francisco Clemente Martin, es de Esquivias, habiéndose trasladado sus antepasados a Madrid.
Se halla inscrito en el Libro 7 de Defunciones de la Parroquia de Esquivias, folio 63 anv. incripción 1ª.
Por último, el 17 de Octubre de 1735, es enterrado Fray Roque Gonzalez, religioso Presbitero, observante conventual en San Juan de los Reyes de Toledo, y lo firma el doctor Razimo.
Se trata del último de los cinco frailes enterrados en la Cripta del Convento de Capuchinos de Esquivias, que se hallaba reforzando con su presencia el apoyo espiritual a los vecinos de Esquivias cuando le sobrevino la muerte.
No obstante lo dicho anteriormente, existe un documento titulado «Sugerencias para un estudio», por los Doctores J. Luis-Yagüe y Espinosa, de Madrid, y Don Antonio Ballesteros García, médico de Esquivias, con fecha de Junio de 1932 en el que mencionan que el total de momias existentes en la cripta del Convento de Capuchinos de Esquivias eran en total 32, de las cuales, «…5 se hallaban en buen estado y el resto se hallaban diseminadas por lo que fueron enterradas conjuntamente bajo el hueco de la escalera de acceso a dicha cripta…»
Detallan que «…la expresión del rostro de la momias denota ansiedad, estertor agónico, asfixia, carencia de aire, en dos de ellas; y es plácida y tranquila en las otras…» No teniendo que ser las dichas expresiones de las primeras por efecto de la muerte, pues es sabido que los músculos se relajan cuando se produce el óbito.
Afirman a su vez, que «…su conservación es tan absoluta, que se aprecia el vello de los muslos y, por de contado, el genital; ofrecen en determinadas regiones de los miembros profundos surcos, marca evidente de cilicios llevados de por vida, y aún en alguno de ellos se encuentran restos de los mismos. El apergaminamiento de su piel no es tan atamborada como el ofrecido por otras momias, cual las que existen en la cueva de la torre de San Miguel, en Burdeos, con mayor flexibilidad de tegumentos que aquellas, pero de rigidez absoluta en las articulaciones y conservación perfecta de las grandes masas musculares (región glútea)…»
Para explicar el porque de que se hallen estas momias en tan buen estado lo comienzan con una pregunta: «…¿Como intentar explicar tan interesante proceso de momificación? La cripta donde fueron halladas corresponde con el ala lateral derecha de la iglesia, encontrándose a unos dos metros por bajo del nivel del terreno, en comunicación directa con el exterior por una ventana; la orientación de ésta, situada a su derecha y muy próxima a los nichos es N.E., y, aunque carece la habitación de solado y de cristales la ventana, al visitarla, el ambiente no era húmedo, sino seco, a pesar de haber llovido copiosamente la víspera…»
Indican a su vez, que «…lo cadáveres fueron hallados con restos de vestiduras, pero en modo alguno sometidos, al menos aparentemente, a prácticas de embalsamiento ni coservación…»
Vuelven a expresar la siguiente pregunta: «…¿Es el ambiente de la cámara sepulcral que ofrece alguna particularidad capaz de originar la momificación? A ello parece inclinarse las opiniones recogidas, alguna transmitida del catedrático de Fisiología de la Universidad de Madrid, Dr. Gómez Ocaña, ya fallecido, de que la constancia de temperatura dentro del recinto funerario en todo tiempo y la sequedad del mismo motivaron la desecación. Por la ventana, si caía algún animal doméstico, también iniciaba su desecamiento; y ello obligó a Concejo a colocar una tela metálica en la ventana. En cambio, los cadáveres inhumados en el cementerio de la localidad, siguen el proceso normal de putrefacción…»
¿Existirían factores personales que favoreciesen el fenómeno? Desde luego, las reglas de austeridad de la orden monástica a la que pertenecieron los difuntos, que proscribe la carne, con predominio vegetal, gran aportador de sales minerales al organismo, y mas si las hortalizas que constituyeran la base de régimen eran cultivadas en el terreno silíceo de la próxima huerta conventual y la dureza química de las aguas de la población, muy ricas en sales magnésicas, parecen sonstituir otros tantos factores individuales de predisposición.
Y terminan diciendo: «Para nosotros subsiste la incógnita. Que otros, más capacitados, efectúen las experiencias que crean pertinentes para aclararla. De aquí el motivo de nuestro subtítulo: «Sugerencias para un estudio».
(Fotografía que acompañan al informe, realizada en Junio de 1932. Se hallan las momias recostadas sobre el mismo altar del convento, de la foto tomada nueve años antes, en el que se aprecia, entre ambas, un rosetón con el escudo de España)
En este Convento se hallaba una talla en madera policromada, atribuida a la escuela de Alonso Cano, que representa a la Virgen María dando el pecho al niño Jesús, donada por Doña Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II. Cuando los monjes abandonan el Convento, la imagen es llevada a la Iglesia Parroquial de Esquivias, siendo en la actualidad la Patrona de la Villa.
Asimismo, se hallaba en este Convento la talla que representa a Nuestra Señora de la Soledad, que hoy se halla en la iglesia Parroquial, según se desprende de un documento fechado el 22 de Junio de 1744, en el que Doña Rosa Ximenez del Aguila, prima de Fray Francisco Ximenez de Santa Catalina, manda en su testamento eclesiástico «se digan quatro missas rezadas de tres lectores su limosna en el Altar de Nuestra Señora de la Soledad, que esta en el Convento de los Padres Capuchinos de este lugar». Y lo firma Don Joseph Fernandez de Toledo.
Se halla en el Libro 7 de defunciones de la Parroquia de Esquivias, folio 179 rev. incripción 1ª.
También se hallaba en este Convento una talla en madera de San Francisco, que en la actualidad se halla en las dependencias de la Catedral de Toledo.
El convento funcionó como tal hasta 1820, año en que los monjes lo abandonaron. Posteriormente es probable que se utilizara durante algún tiempo como hospicio.
En 1843 se formalizó la cesión del convento al Ayuntamiento que lo utilizó como escuela de niños y niñas, cuartel de la Milicia Nacional y cárcel.
El edificio, tal como lo podemos ver hoy, fue restaurado a través de una Escuela Taller, merced a un proyecto que desarrolló el Ayuntamiento de Esquivias en el año 1996, recuperándose la cubierta que se había perdido debido a un incendio durante la guerra civil española. Actualmente se dedica a usos culturales, como exposiciones y actos relacionados con la música.
El último acto celebrado en este edificio ha sido la VI Lectura Universal del Quijote, el día 23 de Abril de 2013, con la participación de Embajadores y representantes de veintidós Embajadas acreditadas en España.
(1) El oidor era una persona, delegada por el Rey como administrador de justicia, para que actuara en calidad de escuchar (oir) a las partes en un proceso judicial, particularmente en la fase de alegatos.
Bibliografía.
Archivos Parroquiales de la Iglesia de Esquivias.
Libro de Privilegios de Esquivias.
Sugerencias para un estudio, por los doctores J. Luis-Yagüe y Espinosa y Antonio Ballesteros García. Revista mensual de Ciencias Médicas, Año III nº 6. Artes Graficas Faure, Madrid, de Junio de 1932. (por gentileza de José Truchado Martín).
Sabino de Diego.