Casa de Cervantes en Esquivias

altEsquivias ha conservado a lo largo del tiempo esta ilustre mansión en la que se mantienen intactas todas las características de las casonas de labradores acomodados del siglo XVI.

La casa perteneció al hidalgo Don Alonso Quijada de Salazar, miembro de la famlia de los Quijada, ricos terratenientes esquivianos. Gran número de biógrafos cervantinos, como Rodríguez Marín y Astrana Marín, consideran que este hidalgo fue en quien se inspiró Cervantes para la creación del famoso personaje «Don Quijote de la Mancha». Don Alonso Quijada era pariente de Catalina de Palacios, mujer de Cervantes, y cedió parte de esta casa para que viviera el matrimonio.

En 01 de Abril de 1971 fue declarada Monumento Histórico-Artístico. Posteriormente, en 1990 la Fundación Ramón Areces concede al Ayuntamiento de Esquivias el importe económico necesario para la adquisición del inmueble, con el plácet de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, hasta entonces de propiedad particular. En 1991 comienzan las obras de restauración y finalmente la Casa Museo de Cervantes fue inaugurada el 12 de Diciembre de 1994, coincidiendo con la celebración del aniversario del matrimonio entre Catalina de Salazar y Palacios y Miguel de Cervantes Saavedra.

En sus paredes guarda importantes obras de López-Motos, Francisco Blanes Aracil, Rafael Alberti y Francesc Anglés, junto a un «Retrato de Cervantes» y tres grandes lienzos de tema religioso pertenecientes al siglo XVIII.

Durante el recorrido por sus estancias y en las vitrinas del museo podemos encontrarnos con diversas ediciones de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha», traducidas en diferentes lenguas, la más antigua de todas ellas una edición inglesa del siglo XVII. También una edición facsímil del mismo, dos ediciones originales de «La Galatea», una reproducción del manuscrito de «el trato de Argel».


La exposición también incluye copias de importantes documentos del siglo XVI pertenecientes a los libros parroquiales que demuestran la existencia de algunos personajes de «El Quijote» que vivían en Esquivias en la misma época en la que Cervantes era vecino del lugar, como es el caso de Diego Ricote, el Vizcaíno, Sansón Carrasco o la mujer de Sancho Panza.


Durante los años que Cervantes vivió en Esquivias, conoció a los vecinos de la villa, en los que muy probablemente se inspiró para dar vida a algunos de los personajes de El Quijote. Apareceren también en la inmortal obra algunos rincones que bien pudieran haber sido inspirados en este casa, como la ventana de la biblioteca a través de la cual son arrojados al fuego del corral los libros expurgados de la biblioteca de Don Quijote.

Todos los rincones de la mansión nos provocan imaginar cómo era el tipo de vida de las gentes del siglo XVI, las cocinas, las alacenas, los patios empedrados, el cuarto de costura, la cuadra, el lagar, los pozos, las paredes de tapial y la bodega, donde las enormes tinajas conservaban el buen vino que se hacía en Esquivias: vinos serios, tristes, alevosos, que enajenan los cerebros, o dulzarrones y embocados, que hacen arder los estómagos, el vino del hidalgo imaginativo y el del místico que piensa ascender al cielo, desvariando entre flatos y pirosis, con el estómago llameante y el hígado acorchado.


Ventana de la Biblioteca
Corral
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El vino llegó a ser muy famoso, lo que queda demostrado por un Real Decreto de 1530, según el cual el vino de Esquivias estaba reservado para la Casa Real, la nobleza española y para enfermos y parturientas, con receta médica. Concretamente, Cervantes se refiere a la calidad de los vinos esquivianos en el prólogo de «Persiles y Segismunda» y en un fragmento de «El coloquio de los perros».


Al igual que la mayoría de las casas antiguas de Esquivias, la Casa de Cervantes aún conserva su cueva, destinada principalmente como despensa donde reposaba el vino.


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